23/12/2021 | Blog
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23/12/2021 | Blog
El tratamiento conducto es un procedimiento delicado mediante el cual se procede a eliminar las bacterias y el tejido nervioso muerto o que se encuentra en descomposición dentro de un diente.
Este tratamiento se realiza cuando el nervio del diente se encuentra dañado de forma irreversible y ya no es posible un tratamiento para conservarlo. Esto puede ocurrir debido a una infección o inflamación. Además de retirar dicho tejido, durante el tratamiento conducto o endodoncia también se procede a la limpieza y desinfección de los conductos, y también se sellan para evitar que haya una reinfección.
El tejido de un diente puede dañarse por distintas causas, como pueden ser caries, empastes agrietados, golpe en la boca o enfermedades de las encías. Cuando el daño es muy severo y afecta al nervio del diente, el odontólogo debe evaluar la opción de aplicar una endodoncia. Se trata de un tratamiento drástico que reduce la vida útil del diente, al que se solo se recurre cuando el nervio ya no es recuperable.
El procedimiento que los odontólogos llevan a cabo para realizar un tratamiento conducto, empieza perforando el diente afectado para pasar a continuación a retirar el tejido nervioso dañado.
Después es necesario que la pieza dental se limpie, se moldee y se agrande la cámara pulpar y los conductos de la raíz del diente, para que así estos puedan ser rellenados.
Por último, el diente se restaura usando amalgama o resina dental para recubrir la corona en caso de que sea necesario.
Se trata de un tratamiento complicado que requiere realizar los distintos pasos de modo secuencial (en muchas ocasiones en distintos días, por lo que se necesitan varias visitas al odontólogo para completar todo el proceso) También hay que tener en cuenta que se trata de un tratamiento irreversible.
El tratamiento conducto, al igual que cualquier otro tratamiento complejo, implica algunos riesgos. Sin embargo, estos riesgos dependen de las circunstancias concretas de cada caso. El odontólogo que va a realizar el tratamiento suele ser el encargado de informar al paciente de cuales son los riesgos que conlleva la endodoncia para su caso concreto.
La mayor parte de los efectos del tratamiento conducto se manifiestan durante el propio tratamiento, que como comentábamos implica varias fases que se pueden prolongar durante cierto tiempo.
Un efecto secundario del tratamiento conducto bastante común es la aparición de una mayor sensibilidad dental, sobre todo durante el cepillado y limpieza de los dientes. Normalmente es algo temporal que desaparece varias semanas después de finalizar el tratamiento. Si presenta dolor fuerte o si las molestias se prolongan durante más tiempo, el paciente deberá consultar con su odontólogo lo antes posible.
Pero si su diente no sana correctamente, o el mismo se infecta o daña, es necesario que el tratamiento se haga nuevamente. Esto se conoce como retratamiento conducto.
En algunos casos los dientes que se encuentran en un estado que no permite que puedan ser reparados con el tratamiento conducto. Normalmente, son casos en los que el paciente presenta una enfermedad muy severa en las encías o el diente está dañado gravemente. Cuando se dan estas circunstancias, el odontólogo puede considerar que el diente no reúne las condiciones necesarias para completar todos los pasos de la endodoncia, o bien que una vez finalizada no tendrá el agarre suficiente como para poder conservarlo en su posición.
Por lo tanto, una alternativa al tratamiento conducto que el odontólogo puede indicar es realizar la extracción del diente que está afectado.
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